21.6.07

«Un "dialogo corto" de Pi y Margall: Yap»

-¿Has visto?
-¿Qué?
-Los moros nos insultan en Melilla; en Yap los carolinos
-Están en su derecho
-¡Cómo!
-¿Ocupamos acaso las Carolinas ni las costas de África por la libre voluntad de los indígenas?
-Llevamos siglos en las costas de África
-Más siglos llevaban aquí los árabes y los combatimos hasta arrojarlos. Adversus hostem aeterna auctoritas.
-Tenemos tratados
-Tratados hijos de la fuerza. Los teníamos también con los árabes y los violamos
-Yap nos pertenece por un arbitraje del Papa
-El Papa no nos pudo dar lo que no era suyo. Sobre que en su arbitraje se limitó a fijar el derecho entre los invasores: España y Alemania.
-Me asombra tu lenguaje. Imposible parece que no se te encienda la sangre al ver los atropellos de que la nación es víctima.
-Lo siento porque recaen en infelices soldados que van allí por fuerza; no lo sentiría si recayesen en los que los mandan.
-Ira me da oírte. ¡Que en todo hayas de pensar contra el sentir de las gentes!
-Y no tengo una medida para mi patria y otra para la ajena. Yo no puedo considerar héroes a los que aquí defendieron el territorio contra los cartagineses, contra los romanos, contra los godos y contra los árabes, y díscolas y rebeldes a los que allí lo defienden contra nosotros.
-Los de las costas de África son bárbaros, los de Yap salvajes.
-Bárbaros éramos nosotros para los pueblos de Cartago y Roma.
-¿Nada legitima a tus ojos la ocupación y la conquista?
-Nada. Podemos ocupar lo que nadie ocupe; nunca apoderarnos violentamente de tierras que otros habiten.
-Estás en absoluto fuera de tu siglo.
-Lo sé. Hoy, como en el siglo XVI, se tiene por motivo de ocupación el descubrimiento. Ve el África. Se la repartan las naciones de Europa como los judíos la túnica de Cristo. Hasta de los pueblos cultos se hace ya mercancía. Ayer cedieron los turcos a Inglaterra la Isla de Chipre; hoy cede Inglaterra a los alemanes la Isla de Heligoland. No se ha consultado ni poco ni mucho a los isleños. Omito a los pueblos agregados por la guerra. Me hierve la sangre al solo recuerdo de las bárbaras depredaciones de este siglo. ¡Cuán lenta es la humanidad en sus progresos! ¡Cuán difícil establecer la justicia entre los hombres!

Francesc Pi i Margall. «Un "dialogo corto" de Pi y Margall: Yap», a La Autonomia, 3/VIII/1895

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